lunes, 2 de febrero de 2009

Por que la vida es una...

y no es perfecta vuelvo al blog.



Revivo el blog.



Escribirè màs seguido y postearè sin releer el texto quinientas mil veces buscando errores de gramàtica y de otras cosas cuyos nombres no sè.

No le enviarè los textos a mi amiga la escritora para que los revise y sugiera correcciones.

No importa que solo Natalie lo relea de vez en cuando y me reclame no poder comentar. (debe estar ok Nat)

Solo importa que siempre me gustò escribir, bien o mal. Y que a la mitad de mi vida o quizàs un poco antes he pasado ya demasiado tiempo postponièndolo.

Este blog renace màs para mì que para tì.

Si te gusta, chèvere, pasa la voz sin mucho roche.

Si no te gusta, chèvere, comenta sin mucho roche.

domingo, 26 de octubre de 2008

Ahmed en Frankfurt


Llego a Frankfurt a la estación de tren dentro del aeropuerto. Es mi primera vez en esta ciudad y tengo que tomar un taxi para llegar al hotel, que está en las afueras. Luego de algunas vueltas y de verificar todos los carteles encuentro la parada de taxis. El primero en la fila tiene al chofer de pie cerca al auto, esperando. Hay mucha gente. Esta semana es la feria del libro y además algún evento sobre autos que no etiendo bien de que trata. Yo vengo a una capacitación cuya única relación con esos placeres es le fabricación de algunas de sus materias primas.


El taxista parece “árabe”. Moreno, con unos preciosos ojos oscuros, pelo un poco largo algo ondulado y cejas abundantes que enmarcan la media sonrisa que me dedica cuando hago el ademán de cargar mi maleta para ponerla en la maletera, y me la quita de las manos.


Dice mi papá, cuando le pregunto sobre todas las rutas posibles de un taxi o de una combi para llegar a Mesa Redonda: -Si la combi se malogra en una zona que no conoces o el taxi se mete por algún sitio donde nunca has estado, haz como si conocieras. Aparenta seguridad y nunca miedo o dudas. Tenía impreso mi mapa para llegar al hotel y la dirección completa. Le doy las indicaciones en inglés y un rato después de haber salido de la autopista me dice que va a parar para encender el navegador ya que no sabe bien como llegar al lugar donde está el hotel. Se detiene, todavía puedo ver el aeropuerto de Frankfurt a lo lejos.


Son las 7:30 de la noche de un día de semana cualquiera, salgo del Jockey con un par de zapatos nuevos y tomo un taxi en la rotonda para taxis amarillos (que no es lo mismo que decir taxis empadronados y “oficiales”). Salimos del Jockey y me dice que va a ir por Olguín y por San Borja Sur. Asiento. Dos segundos. Me dice que luego de entrar a Olguín – un poquito más allá – va a parar a revisar una llanta que está sonando. – Solo un ratito.- Tres segundos. El semáforo está en verde, las combis se meten, los carros no avanzan, yo abro la puerta y me bajo casi corriendo con mis zapatos nuevos.
Cuatro segundos, ya prendió el navegador y me dice que ubicó el camino al hotel. Sin darme cuenta le contesto en alemán – Que bueno que ya sabemos el camino.- Ah! Hablas alemán?! Y entonces por que me hablabas en inglés? - Me dice sonriendo con la mirada por el retrovisor.
De pronto estoy hablando en alemán con este simpático ( y churrísimo) afgano que me cuenta que su familia murió en la guerra cuando el era niño, que un tio lejano lo recogió, que llegó a Alemania como asilado sin saber escribir ni leer. Me cuenta sobre su progreso con el idioma, la gente buena que ha conocido, sus jefes en sus dos trabajos, su ex novia alemana. De pronto me dice: Que bueno que no te bajaste. – Bajarme? – Sí, hay gente que se sube al taxi y en cuanto se dan cuenta que soy extranjero prefieren bajarse del taxi. – Yo no podría hace eso. – Y le cuento que soy peruana, un país en Latinoamérica, y que vivo en Suiza. Me pregunta por mi trabajo, por mi alemán, por mi status legal. Tenemos historias muy distintas pero los dos venimos del llamado “tercer mundo” y los dos hemos tenidos esas raras conversaciones en las que algunos europeos te preguntan si sabes lo que es un auto, si hay dentistas en tu país que usen máquinas (nunca entendí bien esta pregunta) y no entienden como puedes vivir sin calefacción, sin esquiar y sin trenes de uso masivo.


Después de media hora llegamos al hotel y me pregunta hasta cuando me quedo en Frankfurt.
3 días sola en Iquitos. El mototaxista con quien fui a conocer el mercado de Belén insiste en invitarme a salir en la noche. Le digo que no. Al día siguiente varios mototaxistas saben que soy la limeña (o quizás pensarán limeñita) que ha venido sola a Iquitos. No tiene sentido que les pida que me dejen en la plaza y caminar hasta el hotel. Saben donde me hospedo.
Me vuelve a sonreir con esos ojos que prefiero no mirar fijamente.
-Te voy a decir algo.
- Dime, respondo mientras busco la plata y le pido un recibo.
- He manejado más lento para conversar más rato contigo. Ha sido muy agradable conocerte y conversar contigo Daniella. Que te vaya muy bien en Frankfurt.

Gracias Ahmed.

martes, 8 de julio de 2008

El mango llorón


Sabes como es el sabor de un jugoso mango mezclado con lágrimas?

Es como una mañana de verano cuando el sol cae sobre la ventana del comedor de diario de tu casa. Estás sentada frente a la mesa y a través de la puerta que da al patio ves un par de palomas que caminan un poco como tontas.

Calorcito rico.

Por X motivos no pudiste ir a la playa, así que te sientas en tu comedor a ver el sol caer. Ves también la escalera de piedra que da al segundo piso y piensas q debe estar hirviendo. Si te sientas, te quemas el poto.

Una brisa ligera mueve todos los móviles que tu mamá colgó frente a la ventana....klin tlin klin. No tienes mucho que hacer más que ver el sol caer en el patio y ver a tu mamá que en la cocina prepara algo. Seguro verduras, ese afán que tiene por servir verduras todos los días es, a veces, incomprensible. Sí, huele a algo cocido, a espinacas o acelgas. Da igual. Nunca las has podido diferenciar. También conversa con la empleada que está planchando en la lavandería sin techo. - Hace mucho calor, mejor ven. Plancha aquí dentro. – Ay señora! – Veeen…hace mucho calooor. – Y entonces oyes todo el movimiento de la tabla de planchar, la tina con la ropa, la silla con la que se ayuda.
Oyes también el vapor salir de la olla de las verdes verduras, los trastos que lavan y el radio en CPN con algo de música criolla de sábado por la mañana. Sientes todo eso ajeno.

Tu estás con tu fruta favorita de verano, un cuchillo filoso y un plato enorme para que la cáscara no te estorbe.


Es como una tarde de verano cuando no tienes todavía 13 años y pasas algunos fines de semana en Ancón, en casa de tus tíos. Bajas temprano a la playa y pasas casi todo el día tomando sol, escuchando tu walkman, leyendo e intentando meterte al mar sin que las algas se te peguen por todos lados. Tipo 3 regresan todos a la casa para almorzar y luego seguir jugando en la piscina. Bueno, los que juegan son tus hermanas y tus primos. Tu estás muy grande para eso y sigues leyendo, escuchando tu walkman y observándolos. Pero antes de ir a la piscina almuerzan todos en la terraza del bungalow. Una mañana de playa y subir a la residencial por esas interminables escaleras en medio del arenal te han abierto el apetito. El enorme mar gris enfrente, tus primos jugando alrededor. Una radio prendida en Studio 92, los adultos conversando sobre lo rico que es la playa y los fines de semana y tu abuela embadurnándose una vez más en Hawaian Tropic factor 2. Desde esa época el olor a coco siempre te regresa a la playa y no te sientes cómoda con ningún bronceador que no sea Hawaian Tropic.

Pero lo mejor de un almuerzo de verano es tu fruta favorita, un cuchillo filoso y un plato enorme. Concentrarte en definir la mejor forma de comerlo sin salpicarte, sin ensuciarte los dedos, solo con tenedor y cuchillo.

Pero el mango con lágrimas no lo probaste viendo las palomas atontadas por el sol ni en la terraza frente al mar de Ancón. Lo probaste ese frío domingo de marzo cuando vivias sola en Suiza y de casualidad lo encontraste en un supermercado.

Lo único que se repitió fue el cuchillo filoso y el plato enorme.

Basel marzo 2008

jueves, 3 de julio de 2008

La Eurocopa y yo

Ya que Suiza fue uno de los paises organizadores de la Eurocopa y yo vivo en una de las ciudades anfitrionas, Basel, no pude evitar verme involucrada en el asunto….he aquí un recuento.

Todo comenzó hace unos meses con un reloj en cuenta regresiva a la entrada de la estación de tren y la ciudad inundada de banderines azules. Pasaron unas semanas para que cayera en la cuenta de que se trataba de un campeonato de fútbol a nivel europeo.

Como nunca he sido aficionada al fútbol,intenté mantenerme al márgen. Hice todo lo posible. Gracias a que no tengo televisor evité ser invadida por la propaganda y el autobombo suizo. Cuando en la oficina me preguntaban por mi equipo favorito respondía que no me gustaba el fútbol pero al ser media italiana, pues sería Italia si tuviera que escoger a alguno. Sangre llama, respuesta fácil. En ese momento decidí dejar mi indiferencia de lado y observar el evento analíticamente.

Así acudí a ver mi primer partido a casa de un amigo alemán. Eramos además, un inglés, un brasilero, una suiza y yo. Ella y yo nos dedicamos a la comida. Ellos a los comentarios futbolísticos, a que Inglaterra no participaba, a que si Brasil hubiera jugado habría barrido con todos, etc… La parrilla lista, todos a la mesa bien puestecita (parrillada a la alemana que merecería una entrada propia). Empezó el partido y fue tan aburrido que me dediqué a hacer un ranking de jugadores churros, a elegir al de mejores piernas (tarea difícil dado el largo de los uniformes), a intentar pronunciar todos los nombres polacos, adivinar las edades y cosas por el estilo.

Luego de esta experiencia decidí no participar ni como observadora, era demasiado aburrido. Todos comentan lo que pasa en la pantalla mientras yo no tengo como diferenciar una posición adelantada de una………..posición normal?

Así que la siguiente semana volví a intentar mantenerme al márgen. De pronto alguien en la oficina supo de mi mitad italiana y apareció una bandera de los azzurri en mi puerta. Pausa para el café y la cafetería ha sido adornada por mis internacionales colegas con enormes banderas de Alemania, Suiza y Francia, recortes periodísticos sobre Croacia y el cuadrito ese donde vas llenando quienes ganan y con quien les toca jugar la próxima. El concesionario del comedor también fue embargado por la emoción y decoró con camisetas colgadas del techo, a las mesas les puso manteles de pelotitas y banderitas y ofreció durante todo el mes un “Menú Eurocopa” con platos representativos de los países participantes.

Para alejarme de la FF (fiebre del fútbol) decidí hacer algo nuevo y me uní al equipo de remo de la empresa. Llegué al primer entrenamiento y lo primero que recibí fue un “Fan Pack”. Es decir un paquete conteniendo una camiseta, una gorra, una bufanda, un llavero, y un CD con la canción oficial de la Nati (el equipo suizo) en version house, dance, electro y heavy. Todo rojo. Todo con una cruz blanca. Todo super suizo y super obligatorio de usar para el entrenamiento. Hice de tripas corazón y tuve que cambiarme. Como habrá sido mi cara que me preguntaron si me sentía bien o si pasaba algo. Bastante la verdad, nunca me he puesto una camiseta de Perú y ahora tenía que usar una de Suiza.

Unos días después me llama una pareja de amigos alemanes, estaban en lista de espera por entradas y les han tocado cuatro para el partido Holanda-Rusia del sábado. No, gracias. No me gasto 100 eur en ir al estadio. Luego sabría que esas entradas eran más que baratas.


Para el sábado ya teníamos a más de 100 000 holandeses “visitando” la ciudad. El feeling había cambiado unos días antes. En cuanto se supo que Holanda jugaría en Basel todas las tiendas cambiaron la decoración de sus vitrinas de rojo-Suiza o todas-las-banderas-a-la-vez a naranja. Los restaurantes colgaron globos naranjas en las puertas y hasta la ciudad “vistió” de naranja a una enorme escultura. Sentí lástima por los rusos. Pero era sabido que ellos solo venían a los hoteles 5 estrellas y a fiestas privadas. En cambio los holandeses se quedaban en el camping especialmente acondicionado para los hinchas e iban a hacer la fiesta en la calle. Todos vestidos de naranja. Bueno, los vestidos por que dado el calor muchos andaban solo en short.

El día del partido naranja me llamó una amiga portuguesa invitándome a una parrillada. Ella, que tenía tres enormes banderas de Portugal en su balcón, ya estaba repuesta de la decepción post descalificación y yo no tenía ningún plan así que acepté la invitación.

En la parrillada no me quedo otra más que concentrarme en la tele y tomar mi cervecita lentamente. Entender la posición adelantada y sus similares en suizo- alemán fue imposible. Ganó Rusia, sentí lástima por los holandeses y alguien tuvo la idea de ir al centro a ver como estaba todo.

Pues todo estaba más naranja aún. Un mar de gente cabizbaja abarrotaba la estación de tren para regresar al camping. Afuera, otro mar de gente naranja, de los cuales muchos eran suizos, dejaban fluir la euforia y tomaban, bailaban y gileaban. La fiesta fue en la calle. Dicen que nunca en Basel hubo tanta gente ni se vendió tanta cerveza.

Bien! Ya había tenido mi baño de multitud en la Eurocopa . Suficiente.

Suficiente? En cuatro días era el partido Alemania-Turquia. Había escuchado a algunos alemanes considerar este partido una especie de reivindicación nacional. Los había escuchado hablar de la “violencia” de los turcos, de como iba a ser importante este partido. Así que cuando me pasaron la voz para ir a verlo a una de las pantallas gigantes en una plaza no me pude negar. Eso sí, en la tribuna , para evitar estar cerca de los turcos violentos, me dijeron.

Y una vez más estaba yo allí, la única extranjera en un grupo de 10 alemanes y en medio de unos cuantos miles más. Turcos violentos? Llegue a ver aproximadamente a 20. Turcos solamente. De violentos nada.

Mucha cerveza, salchichas y múchisimo orden. La chela solo la venden en vasos de plástico que no vas a botar por que pagaste un depósito por ellos. O recuperas tu plata o te llevas el vasito con sus dibujitos de recuerdo. Una gaseosa? Te la van a dar sin tapa (para que no la andes tirando por ahí) y también vas a pagar un depósito por el envase. Una salchicha? Te la darán recién salida de la parrilla pero en un pan frío con mostaza y ketchup a discreción. No verás mayonesa y mucho menos ají, obvio. Pizzas y kebabs complementan la internacional oferta gastronómica de la cual algún periódico suizo estaba orgulloso.

Todos, absolutamente todos llevan puestas camisetas de Alemania, enormes banderas como capas y la cara pintada. Yo por supuesto no. Mi polito blanco por el calor y lo confieso, para pasar piola y ya.

En los goles de Turquia un silencio absoluto se siente en el la calle (salvo por los 20). En los de Alemania la tribuna salta con un solo impulso, las banderas ondean, la gente se abraza y los que están parados abajo comienzan a marcar el ritmo de los cantos y saltos.

Alemania gana el partido. Y sube al escenario un animador que a pesar de tener micrófono grita hasta quedarse sin voz y dirije a la masa. Casi todos cantan. Un chico me dice que el no canta por que son canciones tontas de gente que se divierte solo tomando y juergueándose y no tienen nada que ver con el fútbol. Tampoco cantó el himno por que le parece extremadamente nacionalista. Parece ser el único. El resto canta cosas que no entiendo muy bien con ritmos algo contagiosos.

Luego nos vamos al Marktplaz donde debe haber más ambiente. Aún más? Pues sí, hay más alemanes que cantan, gritan y toman. Han venido hasta con sus propios policias que me recuerdan a Robocop por los trajes. El centro de la ciudad está tomado por los germanos. Todo está así. Caminamos hacia Barfi y no se acaban. Cómo sera en Alemania? Una hora más y me voy a casa. Los días que hay partido el tranvía funciona toda la noche así que regreso sin problemas.

Mañana es la final entre España y Alemania. Pensé en no verla, total no tengo nada que ver ni con uno ni con otro. Pero a las 5 voy a otra parrillada para luego ver el partido. Quiero tener tema de conversación el lunes y quiero ser parte de la minoría que estará a favor de España. Irá una familia de catalanes de aquellos que son españoles por el pasaporte …..y creo que ahora también por el fútbol.

Mañana renunciaré final y honestamente a mi papel de observadora neutral de la Eurocopa 2008.